Científicos han hallado en el Museo de Arte de Tampa, en Estados Unidos, los primeros rastros directos de sustancias alucinógenas en el antiguo Egipto tras investigar un jarrón con forma de cabeza de Bes, un dios enano protector considerado un guardián que protegía a las familias, especialmente durante el embarazo y el parto. Este jarrón, que data de hace más de 2.200 años, esconde un increíble secreto: contiene residuos de plantas con efectos sorprendentes que los egipcios usaban en sus ceremonias religiosas.
Dentro del jarrón los científicos identificaron tres plantas con propiedades extraordinarias: el nenúfar azul, la ruda siria y una planta del género Cleome. Estas plantas tenían la capacidad de alterar la percepción de las personas y los egipcios las usaban en rituales relacionados con momentos importantes de la vida. Lo más fascinante es que no solo usaban plantas sino que también añadían otros líquidos como leche materna o sangre a sus preparados. Estos rituales nos muestran lo complejas que eran sus creencias.
Parece que los investigadores han descubierto la conexión real entre los mitos egipcios y sus prácticas. El dios Bes, famoso en las historias por tener el poder de provocar sueños y visiones, resulta tener una base científica en los rituales de la época. Según esto las antiguas tradiciones no serían solo leyendas sino prácticas complejas usando ingredientes específicos que alteraban la percepción de la realidad. Este hallazgo nos muestra que en el antiguo Egipto la frontera entre lo real y lo imaginario era mucho más delgada de lo que pensábamos y que cada mito podría esconder importantes secretos esperando ser descubiertos. (Infobae | Scientific Reports)
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