¡Imagínate poder conocer a alguien que vivió en la época en que se construían las primeras pirámides! Por primera vez, han logrado leer el genoma completo, es decir, el libro de instrucciones genéticas, de un hombre que vivió en el Antiguo Egipto hace más de 4.500 años. Sus restos se conservaron de una forma muy curiosa: no estaba momificado, sino que fue enterrado cuidadosamente dentro de una gran vasija de barro, ¡lo que ayudó a proteger su ADN durante miles de años!
Para descubrir sus secretos, los científicos extrajeron ADN de uno de sus dientes. ¡Y la historia que contó fue fascinante! Descubrieron que la mayor parte de su familia era del norte de África, pero también tenía antepasados de una zona lejana llamada Creciente Fértil, donde hoy se encuentra Irak. Esto demuestra genéticamente que en aquella época la gente viajaba y se mezclaba mucho más de lo que se pensaba. Además, el estudio de su esqueleto sugiere que pudo ser alfarero, por las marcas que dejó en sus huesos el uso de un torno para crear vasijas.
Lo más curioso es el misterio que rodea su entierro. Los alfareros no solían recibir un funeral tan importante, por lo que los investigadores piensan que quizás fue un artesano increíblemente bueno o que consiguió hacerse muy importante en su comunidad. Este descubrimiento genético es como encontrar la primera pieza de un puzle gigante. Ahora, los científicos esperan estudiar el ADN de más personas de esa época para entender mejor cómo era la vida durante la construcción de las pirámides. ¿Te imaginas todos los secretos que aún quedan por descubrir bajo la arena de Egipto? (El Mundo)
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