Un equipo de científicos en Japón ha logrado algo asombroso: han creado un nuevo material muy parecido al plástico que usamos todos los días, pero con una cualidad extraordinaria. Cuando entra en contacto con el agua salada, ¡se disuelve por completo sin dejar residuos tóxicos! Esto significa que podría ayudar a resolver uno de los mayores problemas de nuestro planeta: la contaminación de los mares. Este material es tan resistente como el plástico normal, por lo que podría usarse para fabricar todo tipo de objetos.
¿Y cómo funciona esta maravilla de la ciencia? El secreto está en su composición. La sal del agua provoca que el material se descomponga en sus ingredientes originales, que son completamente inofensivos. Después, unas bacterias que viven de forma natural en el mar y en la tierra se encargan de «comerse» esos restos, haciendo que desaparezcan sin dejar ni rastro. Así se evita la formación de los peligrosos microplásticos, esos trocitos diminutos que tanto daño hacen a los animales marinos y al medio ambiente. ¡Incluso funciona en tierra húmeda! Un trozo de este material del tamaño de tu dedo pulgar podría desintegrarse en solo 200 horas.
Este descubrimiento es una noticia fantástica para el futuro de nuestro planeta. Cada año, millones de toneladas de plástico acaban en los océanos, y se calcula que este problema podría triplicarse en los próximos años. Este nuevo material ofrece una esperanza real para fabricar envases y objetos que no se conviertan en basura permanente. Es un gran paso para asegurar que dejaremos un mundo más limpio y saludable para todos. ¿Te imaginas un mundo donde los envases desaparecen sin dañar la naturaleza? (El Confidencial)
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